"Apenas puedo verte. Casi no te reconozco. Apareciste en mi vida justo antes de que yo entrara en ella y te apoderaste de ella casi por legítimo derecho. Incluso un par de veces quisiste arrebatármela, pero tu alter ego te lo impidió. Siendo la soga que me ha ayudado a cargar con mi pasado y a construir mi futuro, me has abrazado por el cuello y subyugado en los momentos más inoportunos. Te alimentas de mis sueños y los digieres como propios para luego hacer con ellos cuanto te plazca. Y cuando, por fin, te has cansado y demostrado una vez más que me tienes a tu disposición en este escenario de la vida, me vuelves a atar a ti con nuevos hilos, como títere protagonista de otra nueva de tus historias".
"Y es que, nuestras vidas son como una de aquellas burbujas de vidrio con agua y nieve en su interior. Sin previo aviso algún estímulo, algún deseo de cambio, algún imprevisto, agita esta burbuja hasta que toda la nieve que contiene queda flotando en suspensión en el interior. Es entonces cuando surgen los cambios en nuestras vidas. Todo puede cambiar. Todo es inestable. Todo es incierto. Y, una vez el estímulo cesa, la nieve sedimenta de forma completamente distinta a como previamente lo hacía".
"La cierto de lo incierto". Canio Giubba (1981)
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