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miércoles, 20 de abril de 2011

Shabbat en Mea Shearim

Mea Shearim es el barrio judío ultraortodoxo por antonomasia en Jerusalén y, creo que por extensión, en todo el mundo. En él se concentra la mayor densidad de haredim y, de una forma u otra, eso condiciona completamente la forma de vida. De hecho, este barrio es el único lugar en el mundo en el que las piedras, además de en los riñones, puede aparecer en la cabeza. Su extremismo a la hora de respetar sus tradiciones puede llegar a tal punto que pueden apedrearte si e.g. entras en su barrio un sábado en coche, o con ropa poco decente. Tal es el grado de "amenaza" que puede sufrir cualquier no religioso que se adentre o trate de vivir cerca del barrio, que parece ser que los precios de los alquileres de los pisos en los alrededores caen considerablemente. Mea Shearim es un pequeño guetto dentro de la ciudad donde, por tener, se dice que hasta tiene su propia demografía. Hay que recordar que la unidad familiar está formada por el padre (quien principalmente se encarga de leer las sagradas escrituras), la madre (quien hace todo lo demás) y los churrumbeles. Lo de la demografía se dice porque, por medio de una media de 7-8 hijos por matrimonio (y recordad que los matrimonios aquí se consuman muy jóvenes...) están variando la proporción de ultraortodoxos con respecto a judíos, cristianos y (quizás más importante) árabes en el país. De este modo, la representación (por medio del incremento del número de votantes) de partidos de la extrema derecha y religiosa en el Knesset (parlamento) va aumentando con los años, con las consecuencias que ello trae consigo.
En fin, pues en este barrio que medio más o menos he descrito, nos metimos en plenos shabbat mis padres, mis tías y yo. Ahí llevas. Pá qué andarnos con "chominás". ¿Dicen que apedrean? (Como en aquella película de culto) pos vamos a verlo. Y un barrio mú tranquilito. Desde luego, entrando con todo respeto y cumpliendo lo que ellos se encargan de recordarte en los únicos carteles que estén escritos en inglés (˝viste con ropa decente") es un barrio tranquilísimo. Todos los niños invaden las calles (normal y sin peligro, no hay coches circulando...) y vestidos (como sus padres) con sus mejores galas (vestidos negros para ellas y pantalones negros y camisas blancas para ellos). La cámara, por supuesto, iba bien guardadita en la mochila, pero el resto de señales les daban pistas de que éramos los guiris (quizás las mochilas enormes, las botellas de agua, el que miráramos para todos lados como un niño chico en un parque de atracciones...). No pude hacer fotos dentro del barrio (recordad que no se puede "crear" nada en Shabbat, lo que incluye fotos, tomar notas....), así que lo más que hicimos fue cruzarlo, saludar con algún "shabbat shalom" que otro y salir aireosos de la experiencia.
Al salir del barrio, ya en otras calles de lo que oficialmente está fuera de las "dependencias" de Mea Shearim, comenzamos a oir vítores y gritos, muy monótonos...cómo no, teníamos que ir a ver qué ocurría. Era una manifestación de haredim, en una de estas calles a las fueras de su barrio, donde se concentraron algo más de unos cincuenta de ellos (con sus hijos...) tratando de cortar la calle al tráfico rodado a la par que gritaban "shabbat" en yiddish (NOTA: shabbat se dice en hebreo, idioma que muchos de ellos rechazan por considerarlo un idioma sagrado, y no quieren profanarlo, por eso ellos siguen conservando el yiddish, lengua procedente de las comunidades judías de Europa del Este). La policía trataba de impedírselo y mientras nosotros, con el chip turista activado, embobados viendo cómo la policía trataba de disolver esa manifestación (espontánea o ilegal porque, al igual que en otros países, aquí también tienen la obligación de anunciarlo y la policía dispone de coches de policía para controlar la situación...cosa que en este caso no había). La cámara, tras ese viajecito en el tiempo por el barrio de Mea Shearim, seguía bien refugiada en la mochila, pero en cuanto me sentí abrigado por un par de turistas curiosos que sacaron sus cámaras (y fueron más descarados que yo), pude sacar la mía y hacer unas cuantas fotos. Tal que así




No deja de ser este un intento más por parte de la comunidad ultraortodoxa de Jerusalén de intentar expandir su "dominio" por la ciudad. Todos los jerusalemitas que observaban atónitos también la manifestación no hacían más que mirarnos a los turistas con caras de embobados y decirnos "están locos", quizás en su intento de hacernos ver que Jerusalén no está representado por ellos, aunque sí bien influenciado. A diferencia de mi familia, que al día siguiente volvía a tierras íberas, una familia argentina nos dijo que acababan de llegar a Jerusalén y aquello era lo primero con lo que se encontraban. Para los que queráis venir aquí, no os preocupéis, que no es pá tanto. No deja de ser algo aún puntual en la ciudad, pero sí es cierto que poco a poco van sesgando la vida de la ciudad y amoldándola a sus demandas (bastante más alejadas de lo que el resto de la sociedad busca...)

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