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miércoles, 12 de octubre de 2011

Sucot en Jerusalén

Todo senderista o corredor de fondo sabe que el ritmo marcado al inicio de una marcha es fundamental para poder mantener el fondo físico durante el transcurso de la misma. Si comienzas rápido y exigiéndote más de lo que tu cuerpo puede darte, corres un gran riesgo de que te dé una buena pájara. No sólo eso. Todo juerguista nato, también debe de conocer sus propios límites y no excederlos (o al menos demasiado pronto) para poder disfrutar de toda la noche/fiesta que queda por delante (y si los sobrepasa, que sea por propia elección). Pues algo así deberían de decirle a más de uno por estos lares. Me parece a mí que al llegar Tishrei, el primer mes del año según el calendario judío, las ventas de ginseng y otros revitalizantes en este país tienen que dispararse. Comenzó el año con Rosh Hashaná, le siguió Yom Kippur y ahora, el Sucot, fiesta de las cabañas o de los Tabernáculos.

Durante el Sukkot, el pueblo judío rememora durante siete días el deambular de sus antepasados por el desierto tras huir de Egipto. Es, junto con el Pésaj y Shavuot (el año pasado no escribí sobre ellos, a ver si este no se me pasa...) uno de los tres días en los que en la Antigüedad, todo el pueblo de Israel venía en peregrinación a visitar el Segundo Templo en Jerusalén. Hoy día, con esto de los aviones, coches, motos, globos aerostáticos, zepelines, patinetes y otros medios de transporte más allá de la mula y el delgaducho corcel, lo de venir a Jerusalén está pasado de moda. Lo que sí que mola es pasar de la vida urbana a la campestre sin salir de tu casa. Y es que en esto, básicamente y visto con ojos un tanto laicos, consiste la fiesta de los tabernáculos. Muchas familias religiosas montan una tienda o cabaña (sukkah) en los balcones, terrazas o jardines de sus casas...

Sukkah en los balcones de los edificios de Mea Shearim
Sukkah en los balcones de los edificios de Nahlaot
Sukkah en las terrazas de los edificios de Nahlaot
...y si no hay espacio en tu casa, sin problema, la montas en la calle, que hay mucha y es de todos...

Sukkah en una de las calles de Nahlaot
Durante la semana del sukkot, las familias con una sukkah hacen vida en ella: comer, dormir y, sobretodo, rezar. Todo ello para recordar cómo fue la vida de sus antepasados cuando tuvieron que vivir sin nada.

De nuevo, Mahane Yehuda (el mercado de la ciudad) es un termómetro infalible para prever qué fiesta se acerca en los próximos días. Así pues, algunos puestos del mercado se han convertido temporalmente en puestos del mercado de las cuatro especias (Arba'at Ha-Minim, o simplemente Arba Minim). Y todos ellos compiten con un mercado de las cuatro especies temporal emplazado, cómo no, en un gran sukkah al otro de la calle de Mahane Yehuda.

Y es que el sukkot no podía estar exento de simbologías. Durante una de las ceremonias a celebrar uno de estos días, está escrito en la Torá (un mitzvá o mandamiento) el que deben de ondear a los cuatro puntos cardinales las cuatro especias designadas, a saber:

- Lulav, u hoja de palmera cerrada
- Haddash u hoja de mirto
- Aravah u hoja de sauce
- Etrog o citrón (una especie de cítrico)

El origen de este mandamiento esta en Levítico (23:40): "Y tomen el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y regocígense delante del Señor su Dios por siete días".

Las cuatro especias deben de permanecer unidas e inseparables durante todo el sukkot porque (y aquí llega el simbolismo) representa el deseo del pueblo judío de unir a los cuatro tipos de judíos al servicio de Dios. ¿Eres un tipo de creyente/practicante u otro? no hay problema, tendrás o carecerás de algunas cualidades organolépticas: el sabor y el olor (eso de "tener salero" ya no se lleva...)

- Lulav (hoja de palmera): tiene sabor pero no olor, y representa a aquellos que estudian la Torá pero no la practican con buenas acciones
- Haddash (hoja de mirto): tiene buen olor pero no sabor, y representa a aquellos que realizan buenas acciones pero no estudian la Torá
- Aravah (hoja de sauce): no tiene sabor ni olor, y simboliza a quienes ni estudian la Torá ni realizan buenas acciones.
- Etrog (citrón): tiene buen sabor y olor, representando a quienes estudian la Torá y realizan buenas acciones.

Una interpretación algo más pagana (aunque embebida dentro de una religión) es la relación de los cuatro tipo de especias con sus distintos requerimientos hídricos de las plantas, de modo que una oración con ellas es una oración invocando un año de buenas lluvias.

Teniendo esto en mente, pasear hoy por el mercado de Mahane Yeyuda o, mejor aún, por Mea Shearim, no tiene desperdicio alguno. Una mezcla inimaginable de gente paseando, bullendo por todos los puestos y calles de los alrededores compiten de un modo u otro por encontrar los mejores productos (cuatro especias) para sí mismos (un buen etrog puede variar su precio entre los 5 y 500 dólares). El minucioso análisis al que someten a cada pieza que seleccionan es digno de mención, seleccionando aquellas que mejor sabor/olor/forma tengan. Por ejemplo, de la hoja de palmera seleccionan aquella que tenga la hoja central sin abrir, del etrog (cítrico) seleccionan el color, forma, los poros de la cáscara, los posibles arañazos que puedan tener....

El objetivo de mi cámara está enfermo y lo tengo que llevar en breve a la UCI, pero no me he podido resistir a hacer unas cuantas fotos en el modo "guiri": iPod en mano y a perder la vergüenza. Ahí va un video de un minutillo para que conozcáis el ambiente del mercado de las cuatro especias, seguido de unos cuantos momentos, como diría Boris Izaguirre.



Cajas de etrog con números de serie
Todos venden etrog
Arba Minim, en Mahane Yehuda
Puesto de etrog en el mercado de las cuatro especias
Arba Minim, Mahane Yehuda
Puesto con aravah (hojas de sauce)
Examen minucioso de las haddash (hoja de mirto)

2 comentarios:

  1. Solo como anónimo me permite esto hacer comentarios...pero tú sabes quien soy. Tu fan number 1.Es un lujo aprender con tanto detalle y además, fotos y vídeo!!

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