Esta vida de doctor jugando a ser estudiante acaba por mostrarte que mucho te dejas por aprender cuando decides abandonar el pupitre. Juegas a que la ciencia (y el mundo que la compone) quiera jugar contigo. Juegas a no ser mayor mientras el tiempo se asegura de no darte la razón. Juegas a buscar estabilidad mientras se desestabiliza cuanto tienes. Intentas jugar al parchís pero te obligan a jugar a policía o ladrón. Quieres jugar a policía o ladrón pero te tienes que conformar con el cinquillo. Y cuando quieres jugar al cinquillo, te obligan a jugar al solitario. Y entonces te das cuentas que lo que comenzó como un juego, se ha convertido en tu vida.
Y aquí andamos, jugando a vivir. Las apuestas suben más y más hasta que el órdago se convierte en la mínima del día. Tú sigues ahí, continuando la partida y forzando tu mejor cara de póker, no vaya a ser que se descubra tu as debajo de la manga.
Aprender a vivir se convierte en un vivir para aprender. Y si de eso se trata, si vivimos para aprender, entonces estoy ganando la partida yendo de oca a oca y sin pasar por prisión alguna ni una sola vez. Aprendes a vivir de las paradojas. Te sientes un poquitín más cerca aun estando más lejos. Cuando podrías sentirte solo y aislado por miles de personas que no conoces te das cuenta de que el error es precisamente ese: no conocer a las personas. Y entonces cortas de nuevo la baraja y comienzas una nueva timba. Y entonces volteas de nuevo las piezas del dominó y juegas a intuir cuál de todas ellas es aquel seis doble que te permita iniciar de nuevo la partida…
"Lo cierto de lo incierto". Canio Giubba (1981)
Si juegas siempre limpio, aunque no ganes, te quedara siempre la satisfaccion personal y la tranquilidad de haber hecho las cosas bien...Cuidate genio!!!
ResponderEliminarLlevas razon. El error es no conocer a los desconocidos...
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