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lunes, 14 de octubre de 2013

19 noches y 500 días

De pequeño siempre odiaba montarme en coche. O en autobús. O en tren. Cualquiera de los medios de transporte que hoy día significan libertad y movimiento eran en su día cárcel y tortura para el renacuajo con gafas que se subía en ellos. Cada vez que montaba en un coche hacía mi más fiel réplica de la Fontana de Trevi en el interior del habitáculo. Afortunadamente he crecido (al menos, físicamente) y hoy día todo aquello pasó, a pesar de que mis tímpanos de vez en cuando se vuelven nostálgicos y se ponen a recordar viejos tiempos. Y hoy me he acordado de esto mientras volvía a casa en el tranvía. Es más, le he echado valor y me he sentado de espaldas al sentido del tren, algo impensable en mis años mozos. Montar en el tranvía de noche tiene su punto nostálgico. Vacío. Gente cansada, poco habladora, recorriendo calles cansadas que poco tienen que decir a estas horas del día. Mirar hacia el sentido contrario de la marcha del tren es desconcertante. Ves a un mundo que, a pesar de que hace el intento de acercarse, se aleja cada segundo más y más de ti. Ese tren de la vida es el encargado de que pasado y futuro nunca se encuentren. Y tienes un destino a tus espaldas, un destino del que apenas conoces más que el nombre pero al que tu vida te lleva directo a él. Para hacer más macabro aún el viaje hay que mirar a los ojos del pasado, haciendo más amarga aún la despedida al ver a quiénes dejas atrás y cómo no puedes hacer nada por alcanzarlos de nuevo. Pero el tren continúa su marcha, esa marcha que tú mismo elegiste.

Diecinueve noches. Es impresionante cómo hacemos del tiempo un muelle al que estiramos y contraemos a nuestra conveniencia. Y es que me quedarán diecinueve noches para vivir este país, y más de 500 días para volver a hacer de cualquier lugar del resto del mundo mi hogar. ¿Qué le vamos a hacer? yo mismo saqué los billetes.


2 comentarios:

  1. pero también está bien que mires hacia atrás porque así podemos sorprerdernos con el futuro, tan maravilloso y tan malvado al mismo tiempo

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